lunes, 12 de abril de 2010

XI Vig-Bay 2010: suma y sigue...


La de ayer fue una carrera para el "suma y sigue", es decir, una más para la lista de carreras, pero a pensar ya en otra cosa.

La verdad es que puedo poner mil y una razones por las que ayer hice peor tiempo que el año pasado, que era la primera vez que corría la distancia, todas válidas y acertadas: mes y medio sin una tirada larga, un mes parado sin entrenar por culpa de una periostitis en la pierna derecha, sólo dos semanas de entrenamiento y para nada específico, miedo a la periostitis (no me dolió "casi" nada durante la carrera)... y sobre todo: el sol y el calor. Pues sí que me afecta a mí el calor, igual que el frío... tendré que buscar un clima más suave para correr.

Salimos Tito, compañero de los Esprintes inde nai, y yo al ritmo previsto. No entiendo como, saliendo al final del cajón de 1:35-1:45 estuvimos adelantando gente todo el rato a un ritmo, en el primer kilómetro, de 5:10. Bueno, sí lo entiendo: se colocan muy mal en la salida... o van de mucho menos a mucho más. Estuve apunto de tropezar y caer por culpa de un corredor.

El caso es que fuimos controlando el ritmo de 5' el kilómetro hasta la playa del Bao, incluso por debajo del ritmo. Yo me di cuenta, antes de abandonar Samil, que me iba a costar correr, pues ya tenía demasiado calor y, después del puente del Lagares, me daba la sensación de que no me apetecía correr, no estaba motivado… y eso que la semana fue de un nerviosismo extremo ante la GRAN VIG-BAY.

Antes de la cuesta de Canido aflojamos un poco y subimos “paseniño”, muy despacio, para afrontar el siguiente tramo que sigue picando para arriba. A partir de ese momento no me doy cuenta que Tito se queda, aunque al principio lo veía por el rabillo del ojo. Empiezo a marcar ritmos de 5’30” que me cuesta rebajar. Hasta la bajada de Playa América consigo normalizar mi ritmo en 5’15” y por eso tiro sin esperar por él pero… PERO… PEEEEEEROOOOO

Llego a Playa América y el fore comienza a pitar como un condenado. Lo miro extrañado porque no hay paso por km, y resulta que es el aviso del pulsómetro, que he sobrepasado las 185 ppm. Y la verdad, no me extraña, iba super acelerado desde el principio. Viendo ahora los datos en el ordenador, desde el km 5 ya sobrepasé las 170 ppm y anduve todo el rato en ese rango: 170 – 180.

Ante este suceso, y viendo como las ambulancias iban y venían a todo meter, decido relajar mucho mi ritmo. Me adelantan mogollón de corredores, adelanto a otros tantos que iban caminando. Me alcanzan Maricarmen y Sandra del Burgas y me animan a seguirlas. Imposible. Me dicen que lo importante es que no me pare. Imposible. Comienzo a caminar para bajar pulsaciones mientras las veo alejarse. También me encuentro con Enrique (Tartaruga), que hace lo propio: alterna el correr con el caminar. De esta manera, registro ritmos cercanos a 6’ y superiores según avanzan los kilómetros. Todo el rato mirando para atrás para ver si llega Tito y, por lo menos, llegamos juntos a meta.

Sigo como puedo hasta el último kilómetro donde una chica de buen ver me dice: “¡venga! Que sólo queda 1 km!” le agradezco sus ánimos pero la miro como diciendo: “ya lo sé… pero no puedo más…” En esto me alcanza Jorge Paradela, un chico de Ourense que conocí el año pasado en esta misma prueba y que se asombra de verme allí, caminando. Me uno a él y saco fuerzas de donde no las tenía para que pudiésemos llegar juntos a meta.

Como no tenía a Tito para jugármela al sprint, le dije a Jorge si echábamos uno. Lógicamente pensé que me iba a decir que NO, y el muy jodido me dice “vale, venga”. No sé exactamente cuánta distancia quedaba, poca seguramente, unos 50 m. Os aseguro que VOLÉ hasta la meta. Pulsaciones disparadas al llegar, mareo, arcadas... y en unos segundos ya me calmé.

Lo peor, a 30 segundos entra Tito y me da una rabia terrible el no haber coincidido para nuestro pique. Y ahora me duele el no haber esperado por él en aquel tramo, porque seguramente hubiésemos ido de otra manera e incluso yo no me tendría que haber parado.

En meta 1:57:00 netos que es una mierda redonda y ni marca, ni mejora ni ostias, claro. Es curioso tirar de la clasificación y ver tiempos intermedios de la gente que llegó con uno a meta. En algunos casos llevábamos ventaja de 4 ó 5 minutos en el km10 y en el km15… y un corredor que llevaba hasta 10 minutos de ventaja y llegó más tarde. Comparando objetivos y tiempos reales, casi todos hicimos entre 7 y 10 minutos de más.

Está claro que ayer a mucha gente le pasó factura el sol y el calor. El desayuno lo había hecho bien, mejor que en otros medio maratones. Hidratación también bien, pero no me sobró el agua de los avituallamientos. En algún caso pensé seriamente en beber alguna esponja. No tuve dolores en las piernas. La periostitis muy bien, el pie también… hombre, algo de molestia hubo, pero ni para pararse a pensar en ello. Lo que no iba era el cuerpo en general.

El domingo: Carrera en Paderne de Allariz. 16 kilometritos majos y creo que por monte... ¿lo hacemos al trote?

Foto gentileza de Francisco Serrano. Gracias.

1 comentario:

  1. Una lástima no haber podido prepararla a fondo, pero piensa que lo importante es disfrutar del ambiente y meter una media más en la mochila. Lo del muro de Playa América va a acabar siendo un clásico. Fue mi "tumba" el año pasado, y por lo que se comentaba en la meta, la de muchos el domingo.
    En cuanto al calor, estoy de acuerdo contigo: es lo peor para correr, sobre todo en esta época, en la que venimos de meses de frío y todavía no estamos aclimatados.
    Salud y kilómetros.

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