Soy maratoniano... soy maratoniano... soy maratoniano... y es que ha pasado ya una semana y tengo que repetirlo para creérmelo.
Atrás queda aquel miedo a la "larga distancia". Las indirectas (directísimas) de khene para que me animase a correr un Maratón y las pocas ganas con que veía yo el poder conseguirlo. Demasiados kilómetros seguidos... la única vez que corrí mucho tiempo seguido fue cuando la "pájara" en el medio maratón de Betanzos cuando terminé en 2h17'.
El órdago que lanzó mi compañero Pablo a mediados de julio para correr el Maratón do Miño al completo, se hizo realidad el domingo pasado. He conseguido ser maratoniano; he recorrido la distancia del Maratón, los 42 km y pico (porque aquí, en este Maratón, el pico es bastante alto). Una lástima que Pablo se lesionase y eso le impidiese venir también.
Estoy pensando que, si escribo una crónica, será aburrida. Si detallo mis pasos por los kilómetros, conseguiré hacer un diario que sólo me servirá a mí dentro de algunos años para decir "¡anda! fue así mi debut en esta distancia". No sé exactamente cómo enfocar el relato.
Lo cierto es que corrí el Maratón lesionado. ¡Venga! ya lo he dicho. El lunes siguiente al Maratón, con la pierna muy inflamada y en la cual ni se advertía el tobillo, me fui al médico de cabecera para una primera apreciación de la lesión. Cuando le conté lo que había hecho me comentó "Le echaste un par" a lo cual le respondí que no, que no tenía ningún mérito haberme puesto a correr un Maratón lesionado "siiiiiii, tiene MUCHO mérito haberlo corrido así, lesionado y aguantar el dolor". Con lo cual, cambié de tema porque se nos iba de las manos; esperaba un médico que me riñese.
El tema de la lesión no la mencioné en mi blog porque mis dudas sobre si podría correr o no el Maratón eran tan grandes, que el mismo día de la carrera, a 5 minutos de la salida, no sabía qué iba a pasar. Estaba lesionado y no eran los "miedos escénicos" que me decían algunos; esos también hacían su trabajo y me provocaban molestias en otros sitios del cuerpo, pero lo del tibial era algo serio, lo supe desde el primer momento.
¿Qué fue lo que pasó? A diez días del Maratón, un jueves de la semana donde ya bajaba kilometraje, salí a correr con Angel, Alán y Oscar, del club. Terminé con Oscar pues cada uno fue completando sus recorridos menos él... que siempre tiene que ser el que más haga. Y no es para menos, correr Santiago-Ourense el día 22 de octubre en el reto "Destino Ourense" no es para hacerlo de otro modo. Llegué a casa cojeando gracias a que, de repente, me apareció un dolor en el tibial anterior de la pierna derecha. Así de repente. Mucho dolor, no me permitía subir o bajar el pie, con el movimiento similar a cuando aceleras y frenas en el coche con el talón fijo en el suelo. Paré tres días, hasta el domingo (a una semana del Maratón) y salí a hacer 8 que al final fueron 7 y a duras penas porque casi me arrastraba para llegar a casa.
Se me vino el mundo encima. Los que sois corredores supongo que me entendereis: todos los meses de preparación, la decisión de correr mi primer Maratón y veía que no podría hacerlo... ¡a diez días! Me puse en manos de mi fisioterapeuta, antiinflamatorios, hielo, Traumeel y parado total hasta el momento de la carrera. Siquiera probar a trotar. Esa mañana me vestí y me fui a la plaza Mayor de Ourense con mi mujer, mi hermano, mi cuñado y mi sobrino a ver qué pasaba (ellos harían la andaina). Es una pena ir, sin saber a qué vas... pues eso me pasó a mí.
A partir de ahora viene la crónica de lo que NO SE DEBE HACER. De hecho me debieron poner luego a copiarlo cien veces en un cuaderno: "nunca volveré a correr lesionado una carrera, y menos un Maratón". Pero en este caso pudo más el QUIERO que el PUEDO.
Como me temía, a estas alturas ya llevo bastante texto escrito y no he contado nada del Maratón. Al final será cierto que quedará para mí, para el recuerdo.
Me habían advertido que el Maratón era algo especial, que todo confluye en día de la carrera: los entrenamientos, preparación previa, mucho aporte psicológico... y debe ser cierto pero yo estaba tan ensimismado en mi problema, que lo demás quedó a un lado. Siquiera esa semana hice la preparación específica para el Maratón: hidratarse bien, aporte de hidratos. No me apetecía, no me daba la gana. Aquello tenía que haber sido de otra manera, sin problemas, sin dolor, sin preocupación. Pensaba en dos semanas atrás, cuando hice los 31 kms con mi hermano, y eran sensaciones diferentes que ya no tenía, la ilusión se había esfumado. Angel Cid me había prestado un libro titulado "Manual para correr un Maratón", de Rafa Vega. En él se daban pistas de qué cosas se deben hacer: prueba de esfuerzo (hecha y pasada satisfactoriamente), entreno largo a 2 semanas de la gran carrera (hecho, en compañía de mi hermano)... y lo que era más importante, tenía que ganarle a Rafa Vega, corredor ocasional que había conseguido bajar de 4 horas en su primer Maratón, en Nueva York. Todo iba bien, pero en el momento de tomar la salida sabía que no sería capaz.
Con esta idea tomé la salida del Maratón, sabiendo que, posiblemente, no lo terminaría. Seis compañeros del club Esprintes Ourense iniciamos y terminamos ese día nuestro Maratón (Óscar, Ángel, Carlos, José Miguel, Jesús Carlos y yo). Mis temores se confirmaron a los 500 m. de haber salido. Le dije a Ángel ("voy a parar, me va doliendo la pierna"). Pero mira cómo somos los runners de cabezotas... que pensé que igual aguantaba hasta el Pabellón y allí podía parar tranquilamente en la zona de meta. Montxo, que me acompañó casi todo el recorrido, me decía que no pensase en ello, que siguiese corriendo... pero era muy difícil porque dolía de verdad, no eran miedos ni paranoias de ese tipo. Lo que pasa es que el dolor no subió de intensidad y "lo fui llevando". Al llegar al Pabellón decidí seguir, al menos hasta la primera vuelta, en la zona de relevos. Y luego otra... y luego otra... lo que al principio tendría que ser una estrategia de correr 42 kms, se convirtió en "ir tirando de diez en diez".
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Foto significativa: apretando los dientes. |
Para los amantes de los ritmos, diré que rondábamos el 5'45" de media aproximadamente en los "primeros compases". Íbamos de libro, pero yo ya me olvidaba de llegar antes de 4 horas porque llevaba el pie derecho bloqueado para que no se moviese y mantener siempre, en la medida de lo posible, el ángulo recto con la pierna... y las zancadas era "zancaditas" para no tirar demasiado del tibial. Paso por zona de relevos (primera vuelta de 13,8 km) en 1h18'30".
Y así fuimos yendo... Pero el dolor subió de intensidad más o menos en el km25, las cuestas arriba las llevaba bien pero las cuestas abajo me mataban... ¡qué sensación de desesperación! ¡por qué me pasaba eso con lo bien que lo había preparado para intentar bajar de 4 horas cómodamente!. Llegamos a la zona de relevos por segunda vez, (segunda vuelta 28,08 km en 2h40'30" - parcial de 1h22'), donde por un instante pensé en abandonar. NO, me han dicho que el Maratón se sufre a partir del km30 y yo aún no llegué ahí y tengo que probarlo... tengo que sentir qué se sufre en un Maratón que para eso he venido y todavía estoy corriendo.
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Sólo queda 1 vuelta!!! |
Ya la última vuelta fue un calvario: al poco de pasar por la zona de relevos comenzamos a alternar un poco el andar y el correr y eso sí que ya no lo daba aguantado. Prefería correr despacito, aunque fuese a ritmo de 8 minutos el km a ir andando y luego tener que empezar a correr y con el dolor. De esta manera, en el avituallamiento del km 32 dejé atrás a Montxo y seguí sólo para afrontar los últimos 10 kms. Ya el calor apretaba bastante y me coincidió terminar el botellín de agua que llevaba en la mano y quedarme sin ella entre el 35 y el 38... ¡ahhhhhhhhhhhh! en verdad la necesitaba.
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Corriendo solo al paso por A Ponte Romana |
Al llegar a Outariz, y a falta de unos 4 kms, me encuentro con Jesús Carlos, del club ¡una bocanada de aire fresco para mí! él me había dicho que iríamos juntos pero decidió ir más rápido y luego, en parte, lo pagó. Pero mi alegría no lo fue tanto porque Jesús quería caminar algunos tramos y yo no daba... había aguantado bastante y ya quedaba poco... pero no podía caminar mucho. Lo que hice fue correr despacito y así fuimos terminando la carrera. En A Chavasqueira ya me di cuenta que el Maratón "estaba hecho". No noté el muro, ni el señor del mazo ni nada... igual iba aguantando tanto y apretando tanto los dientes que ni pensé en eso. En los avituallamientos bebía y comía siempre, además me llevé tres geles para los kilómetros terminados en 0.
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Llegando con Jesús Carlos. |
Y me preparé para llegar a meta en mi primer Maratón. Estaba reservando la emoción para ese momento. En algunos puntos del recorrido me ponía a pensar en cómo sería la llegada (si llegaba)... notaba un nudo en la garganta y dejaba de pensar en ello pues había que esperar al final. Pero no fue tan especial como yo esperaba, fue más un "rabia contenida" y un "me cago en la leche". Al comenzar a bajar a Ponte Vella veo a mi familia saludando, mi madre me grita, mi mujer y los niños, junto a mis hermanas, en un lateral... la familia de Jesús también estaba allí animando y vitoreando. Espero a Jesús, quiero que entremos juntos pero él decide que debo hacerlo yo solo y se frena ¡mamón!. Entro con lágrimas en los ojos, se me acelera la respiración y me entra una especie de angustia... y ya no las puedo aguantar cuando veo a mis compañeros de equipo gritando sin parar. ¡Lo había conseguido! pero el precio que pagué durante toda la carrera fue bastante alto. Tiempo total de 4h18'57" para mi primer Maratón. Ahora ya pienso en el siguiente, ya pienso en las horas de entrenamiento que me esperan y rezo por recuperarme pronto y que no me pase otra vez algo similar.
Luego Pablo me decía que le daba mucha envidia por no haber podido venir y que se alegraba por mí... y yo le decía algo así como "Pablo, no te desearé nunca haber pasado lo que yo he pasado". Ciertamente la culpa es mía por no haberme parado a la primera alerta de molestia... pero, insisto, los que salís a correr a cualquiero hora, a muchas carreras, con los amigos, con los compañeros... sabréis que esto se hace a menudo.
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Junto a mi hermano. |
Una semana parado y hoy domingo, por la mañana, he corrido la carrera de O Couto prácticamente sin molestias. Sí tengo molestias en la pierna, pero no me ha dolido al correr. Mañana visito al traumatólogo y él me dirá qué le pasa a mí tibial o, al menos, espero que intente averiguarlo.
No quiero que me toméis como a un loco; algo temerario sí, pero tonto no... a la mínima alarma de problema me hubiese parado, o eso creo. No quiero palmaditas en la espalda por esta "heroicidad" como alguien ha comentado desde aquel día. El haber corrido con dolor fue mi decisión, seguramente desacertada y haber hecho todo un Maratón de esta manera posiblemente le da algo de tono épico...
Gracias a todos. Espero disfrutar más en la próxima y que ésta quede, simplemente, como mi primer Maratón y, aún por encima, en casa.