jueves, 16 de septiembre de 2010

1ª etapa: Ourense -- Ponferrada - Villafranca del Bierzo

Me costará tiempo, paciencia y dolor de pulgares hacer cada día la crónica del Camino con el móvil pero... lo prometido es deuda.

La etapa de hoy era claramente de toma de contacto pues la distancia recorrida no fue mucha: 24 km. A las 6:30 ya estaba en pie para desayunar y ayudar un poco en casa antes de marcharme. Mientras miraba y le daba besos a Sergio, mi hijo pequeño, me invadió cierta melancolía al saber que no los veré hasta el domingo y el sentimiento de culpa por dejar a mi mujer con todo el trabajo de casa ¿se dará así cuenta que, aunque poco, algo hago en casa? ciertamente, si ella se fuese 4 días fuera yo estaría perdido.

Me vestí y preparé, besos para todos y advertencia "portaros bien" antes de salir. Fui en bici hasta la estación y allí estaba Toño, mi hermano, que fue para despedirme. Pocos minutos y ya montado en el tren. Mientras comenzaba a moverse, negociando con el revisor la mejor forma de sujetar la bici, mal-despedí a mi hermano a través de la ventana, descubriendo en su cara algo de emoción, o por lo menos eso me pareció. Es normal, este viaje lo planeamos para hacer juntos, y ahora yo me vengo sin él... pero creo que éste era mi momento, el momento para hacer esta peregrinación.

Al llegar a Ponferrada me dirigí al albergue para que me pusieran el primer sello en la credencial. Unas fotos para el recuerdo... y a pedalear.


Durante los primeros kilómetros me comenzó a embargar una gran emoción sabiendo los millones de peregrinos que habrían pasado por esos caminos igual que yo estaba haciendo ahora. Mientras discurrían los metros decidí "hacer algo" y de repente me vi rezando el Rosario, de un modo un tanto incómodo, pues es difícil llevar la cuenta con las manos agarradas a un manillar. Y a lo tonto me encontré en Villafranca con la sensación de haber hecho poco trayecto. Aún así decidí respetar la planificación hecha y parar aquí.

Encontré alojamiento en el convento de San Nicolás de los P. Paules con quienes acabo de cenar ahora mismo. Una cena distendida con los tres padres que quedan en esta localidad. Me comentaba el P. Ambrosio que recordaba cuando bajaban por las escaleras a la hora de la cena hasta 140 hermanos... y ahora iban sólo 3.

Por la tarde recorrí el lugar para conocer Villafranca y hacer algunas fotos, tomé posesión de mi cuarto con los Paúles, le arreglé el pc a uno de los Hermanos y fui a misa a la colegiata donde pude charlar un buen rato con D. Ángel, uno de los sacerdotes de allí, hasta que cayó una tromba de agua y me fui veloz a la casa de los Paúles.

Quiero dar las gracias a Ángel Cid por su llamada y ánimos, es siempre bueno tener a alguien "ahí" para estas cosas. Intentaré dormir sin pensar en la durísima etapa que me espera mañana.

Un abrazo para todos, os quiero.

2 comentarios:

  1. Qué valor tienes, sí señor!! con un buen par!! Mucho ánimo fenómeno!!

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  2. ¡Ánimo Felipe! Eres un campeón...Un abrazo grande desde este outro lado do charco...(M. Rodicio)

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